Minuto de silencio
La multitud bullía rodeando el edificio. La luz del mediodía caía perpendicular sobre la masa protestante. La mayoría coreaba a la voz femenina que les llegaba desde un megáfono, mientras otras mujeres y algunos hombres dispersos entre la gente sostenían en alto letreros y cartones improvisados con mensajes de crítica y repulsión. Frente a la puerta de acceso principal al edificio los cámaras de televisión que transmitían en directo enfocaban la pancarta en la que se leía en grandes letras color púrpura « Violento, cobarde. ¡Tú no eres padre! » . Esa mañana había de conocerse la condena. Se abrió la puerta. Las mujeres que sostenían la pancarta se movieron primero, haciendo reaccionar a la turba mientras los reporteros indicaban a los cámaras que desplazaran sus objetivos hacia el rectángulo por donde comenzaban a salir los asistentes al juicio. El rumor de l gentío se convirtió en agitación cuando vieron salir a la mujer junto al abogado. A medida que se iban acercando,